Alabanzas a la Divina Providencia

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Oh, Divina Providencia,
yo te alabo noche y día,
que nos mandes el sustento,
por los ruegos de María.

Cuando viene amaneciendo,
que me voy a persignar,
la Divina Providencia,
me permite navegar.

Cuando el sol viene saliendo,
con esa luz tan divina,
ilumina todo el orbe,
la Providencia Divina.

El pan nuestro te pedimos
diciéndote dánoslo hoy;
la Divina Providencia
me dirija a donde voy.

Cuando enterramos el grano,
con humildad y paciencia
y nos das el ciento por uno,
la Divina Providencia.

Las labores ya comienzan,
jitomate y clavellina;
estas maravillas hace
la Divina Providencia.

Ya los árboles dan fruto,
sin agua y con decadencia,
y los hace producir
la Divina Providencia.

La lluvia está preparada,
las lluvias con diligencia,
en el viento las dirige,
la Divina Providencia.

La ballena enfurecida,
en sus bramidos fulmina,
que le mande el sustento,
la Providencia Divina.

El marinero en el mar
también pide su licencia,
le permite navegar
la Divina Providencia.

Los polluelos en el nido
ya comienzan a emplumar;
la Divina Providencia
les permite su volar.

Y a los pajarillos cantores
escucharon los pecadores;
la Divina Providencia
los viste de mil colores.

A cada paso y momento
la Virgen sea mi madrina,
que me ha de dar el sustento,
la Divina Providencia.

Yo le digo a mi Jesús:
la Virgen sea mi madrina,
que me ha de dar el sustento
la Divina Providencia.

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